La temporada de calor representa una nueva oportunidad para aprender a gestionar los sistemas HVAC en edificios. Conocer las áreas potenciales de mejora optimiza el rendimiento y eficiencia energética de los usuarios, así como la salud y el confort de los habitantes De acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas […],
La temporada de calor representa una nueva oportunidad para aprender a gestionar los sistemas HVAC en edificios. Conocer las áreas potenciales de mejora optimiza el rendimiento y eficiencia energética de los usuarios, así como la salud y el confort de los habitantes
De acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el 40 por ciento de la población mundial reside actualmente en los trópicos; la mayoría, sin embargo, tiene un acceso dramáticamente menor a las tecnologías HVAC en relación a sus necesidades de refrigeración y acondicionamiento del aire. En este contexto, tan sólo un 1.5 °C adicionales de calentamiento global dejarán 2 mil 300 millones de personas expuestas y vulnerables a eventos de ondas de calor, umbral que podría alcanzarse durante esta década.
En un mundo cada vez más caluroso, la refrigeración de espacios gana cada vez más atención global como un instrumento vital para la salud, el bienestar y la productividad humana, inclusive como una prioridad para el desarrollo, sobre todo cuando se presentan las temporadas de calor extremo.
Lo cierto es que las ondas de calor aumentarán su frecuencia y magnitud en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de personas expuestas a las olas de calor aumentó en 125 millones entre 2000 y 2016. El calor extremo puede tener efectos cada vez más graves por encima de los 35 °C, agravados aún más por la alta humedad.
Según información de la Comisión Federal de Electricidad, la primera onda de calor registrada en abril trajo consigo temperaturas de hasta 45 grados centígrados en algunos estados del país. Los más afectados fueron Colima, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Nayarit y Sinaloa, así como Chiapas, Campeche, Tabasco, Quintana Roo y Veracruz.
Para mayo del 2023 se pronostican otras dos ondas de calor más en México, informó el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Esto ocasionará temperaturas elevadas, baja humedad y vientos escasos, lo que promoverá una mayor concentración de contaminantes en el ambiente.
Las ondas de calor impactan de manera directa el desempeño energético de las edificaciones, generando que los equipos de aire acondicionado se enfrenten a mayores demandas de refrigeración durante los días más calurosos. Este trabajo adicional, sin embargo, también contribuye a dilucidar las debilidades del sistema que deben enfrentarse, lo que presenta oportunidades de mejora.
La Agencia Internacional de Energía proyecta que la capacidad total de energía necesaria para satisfacer la demanda creciente de climatización de espacios aumente un 395 por ciento, pasando de 850 gigavatios (GW) en 2016 a 3 mil 350 GW en 2050. Este aumento de 2 mil 500 GW es equivalente a la capacidad de generación total actual de los Estados Unidos, Europa e India combinados. En este escenario, lograr edificios con un alto desempeño energético es ya una necesidad de primer orden. Una edificación energéticamente eficiente es aquella estructura diseñada y construida (o renovada) para optimizar su consumo de energía. Esto implica tener cargas térmicas reducidas a través de una mejor planificación del sitio, diseño y construcción, así como sistemas, instalaciones y procesos que respaldan una operación y mantenimiento eficientes a largo plazo.
Evaluar el consumo de energía de los sistemas HVAC antes, durante y después de temporadas de alta exigencia redunda en la obtención de una imagen más clara del estado de los equipos, lo que permite a los dueños de los edificios prepararse mejor para la próxima temporada de calor.
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